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Aquella ventana...

Se asienta el sol entre los edificios,
la ventana estática luce paz.
Plácido es el letargo en decadencia,
el tono se mezcla entre
el trigo fresco de tu pelo y
el naranja de la tierra sur
que aulla...

El tendedero esta vacío,
las pinzas desordenadas
de mil colores distintos,
se distribuyen de par en par,
unas se abrazan y otras se besan
agitándose con el viento,
que brama...

El sol se despide, los pájaros
agitan sus alas de vuelta a casa.

Rosada es la piel del cielo,
se reflejan las antenas en su costado
disparan a las estrellas, desnudan
el firmamento.

Una música que ruge lenta, arropa al astro
que cierra sus ojos, entre sus últimos tonos
morados...

Sueña el sol con la luna,
él la ilumina.

En noches menguantes en que la muerde
el aire se insinúa.
En noches llenas cuando la domina,
el aire se estremece.

Y cae el telón de puntos infinitos,
la brisa sinuosa de suspiros,
la cerveza fresca, elixir de sabidurías.
La certeza de existencia que esconde
suicidas.

En un atardecer descubrí el amor,
en un atardecer descubrí la adrenalina,
de saber que la vida pide esdrújulas...
Caos de lo que nunca sabrás
que podrá pasar.

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