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Movimiento

Cuando apremia el tiempo
se ausenta el dolor,
y todo caos permanece
en orden.

Nunca aprendí a levantarme,
mas siempre supe caer; y el
golpe que quiso asestarme,
se conviritio en un simple rasguño.

Así, ahí, donde estes,
no te levantes, permanece
inmóvil, que he visto un rayo
en esta tormenta

y el camino a quedado
iluminado, por segundos;
pero sé mi trayectoria
y los pasos.

Mal recuerdo el de los vivos
sumidos en pena, mal olvido
el de los muertos que no
dejaron nada en vida.

El camino ausente, se presenta
nítido, y ésta ruta que trazo
cual pincelada en lienzo,
se ha convertido en borrón

que cobra vida propia,
y ahí encuentro la forma,
de quedarme aquí, así...
en movimiento.
"¡Vivo!, ¡Vivo!, ¡está vivo!"
¡dentro de mi cuerpo!
¡Se mueve, y me habla!
Palpita, y me aprisiona.

¡Arremete! se vuelve
contra mí. Me castiga,
¡en ríos color púrpura!
¡Estrepitoso mi cuerpo ahoga!

¡Y me habla! Ruge en
ritmos rápidos. Y, ahora...
se para... queda mudo...
en, silencio...

ya, no queda nada... (sonríes)
alcanzo paz... blanca luz.
Blanco camino. Ádios mi corazón...
Eres luz de un ventanal,
a la que he cubierto
tras la cortina. Tenue
luz proyectas en esta
habitación, único
consuelo.

No temo a la soledad,
"pues llevo dentro un enemigo",
clavado en mi alma,
acorazado
en mi corazón cristalino.

Ruge el viento cuando
estas más cerca. Desgarra
tu mirada estos telares,
que cubren tu cuerpo como
un cadáver.

Vine imponiendo un deseo,
y me fuí deseando que
impusieras un sueño.

Mas el tiempo, hace
su trabajo, y la
distancia se abraza
a su misiva.

Ya olvidé tu tacto,
ya olvidé tu olor,
ya olvidé tu cuerpo,
...

Me dejo llevar con
el viento en esta
ruta. Deseo efímero,
quizás primero, fue
el recordarte; más
no mereces tanto
prestigio.

Ya olvidé tu rostro,
ya olvidé tu voz,
ya olvidé... ¡aquel perfume!
Llave de mi carcél
en las noches.

Ya olvidé, ya olvidé,... je t´aime.
Luces luz en tu mirada, tenue y vacía. Una llama se levanta, cuando a la vida le muestras tu sonrisa; y me olvidas... y te olvido.
Tu corazón tranquilo cruza calles, parques y avenidas. La comida se hace pesada, si una imágen cruza tu mente; pero ya no hay imágenes, ya no hay recuerdos, ya todo es olvido.
En la tarde, un sol radiante calienta tu alma entre tierras andaluzas, y la sonrisa es un manto donde cubrir tu pena... pena en olvido. La cena es amena, cobijada con buena compañía, entre humo y calor humano, nuevas emociones cabalgan entre tus entrañas.

Mas, al llegar a tu cama, un frío me consuela; un recuerdo, una imagen, es tu pena, dulce niña; niña morena. Y sin saber cómo, allí te encuentro, entre las cortinas que separan lo real de los sueños. Y en mis sueños apareces; son segundos, quizás milésimas, pues despierto incómodo; sin olvidar lo que he visto... y después de verlo, niña; solo puedo decirte que: luces luz en tu mirada... Tenue y vacía.