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Surge tu mirada en mi oscuridad,
intensos y profundos tus ojos
se inyectan en mi alma.

Tiembla el silencio sumido en grito,
arañando los sueños, mis latidos
irritados, o más bien, doloridos,
encontraron cobijo bajo la almohada.

Surge tu mirada en mi alma, y ya
sólo el silencio sabe todo lo
que no pueden explicar las palabras.

Tiembla el sonido arropado entre tus brazos.
Ya no hay silencio... el sonido del cuerpo
es todo lo que nos envuelve, o mas bien,
todo lo que nos contamina.

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