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Fugitiva el alma, buscaba un nombre.
Andó por horizontes y verticales,
espirales y transversales.

Buscó por tierra y cielo,
entre personas ajenas,
alma sumida en pena.

Navegó entre todos los mares,
y nada halló.

Mas, cansada de buscar, encontró
un nuevo sueño...

Como la hiedra abraza
al muro, como la raíz
anhela la tierra.
Fugitiva el alma buscó,
la razón de su existencia.

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